jueves, 10 de octubre de 2013

LA DESPIADADA MADRE DE HILDEGART


Carmen Rodríguez Carballeira, Hildegart, fue el fruto de un proyecto científico que diseñó su madre. Su historia fue terrible. Fue una niña prodigio, brillante, una hija sumisa que cuando quiso rebelarse acabó siendo asesinada a sangre fría por su propia madre. En la madrugada del 9 de junio de 1933 su progenitora le disparó cuatro tiros en la sien y en el pecho mientras dormía y después dijo: "Mi hija era pura como una virgen. La virgen roja la llamó Tornel en un artículo. Yo no quise que nadie me la quitara ni por amor ni por ideas políticas, porque había sido siempre sumisa y dócil a todos mis mandatos, y antes que nadie me la quitara me adelanté yo".



 
Un producto puro de la eugenesia
 
La despiadada madre de Hildegart se llamaba Aurora Rodríguez Carballeira y nació en Ferrol, La Coruña en 1879. Aurora quiso obtener un "producto puro de la eugenesia", para ello mantuvo relaciones con un hombre, un mero "colaborador fisiológico", según dijo, con el fin de quedarse embarazada de una niña para "formar su alma". Su plan era crear un ser colmado de perfecciones, un prodigio que iluminaría al mundo cruel, opaco y mediocre que la rodeaba. Según Aurora, su hija debía ser una "obra colosal, una revolucionaria, una reformadora... Un ser que supiese despreciar hasta el amor de los hombres".

Desde que era una niña, Aurora se creía un ser superior capaz de hacer realidad este proyecto ambicioso. Ella misma contó a los periodistas, días antes de asesinar a su hija, que había sido la educadora de un sobrino suyo, Pepito Arriola, famoso niño precoz dedicado a la música. Pasado un tiempo, la madre de la criatura se lo arrebató y entonces fue cuando ella pensó en alumbrar una "obra suya" que nadie le pudiera quitar.

Hildegart nació en diciembre de 1914. Tal y como ella deseaba la criatura concebida sin amor fue una niña. Hildegart demostraba poseer unas cualidades excepcionales. A sus 19 años había estudiado Derecho, Filosofía y Letras y estaba estudiando Medicina, también hablaba varios idiomas. A los 14 años ingresó en la U.G.T, después estuvo afiliada al Partido Socialista y luego al Partido Republicano Federal. La madre la llamaba Hildegart porque significa "jardín de la sabiduría" y era el seudónimo que empleaba para firmar sus artículos y sus libros, casi todos sobre temas relacionados con la sexología. También participaba en conferencias y actos políticos.


 
 
La niña crecía resignada al sacrificio y a la obediencia, bajo la implacable y vigilante mirada de su madre, que no se apartaba de ella ni un instante. Aurora actuaba como una terrible cancerbera que controlaba cada paso que daba su hija y jamás dejó que nadie se le acercara. Hildegart era la culminación de su obra.

El perverso plan de Aurora
 
La joven Hildegart pretendía independizarse y eso fue motivo de peleas entre madre e hija, ya que Aurora se negaba a aceptar la voluntad de Hildegart. Precisamente, según relataron los vecinos, la noche antes del crimen volvieron a discutir por el mismo asunto.

Además, y aunque nunca tuvo una relación amorosa conocida, se rumoreaba que estaba enamorada de un joven. Aurora, no se fiaba de nadie y sospechaba de esta relación. Llegó a intervenir las comunicaciones postales de su hija, incluso cortó con un cuchillo el hilo del teléfono.

A primera hora de la mañana del viernes 9 de junio de 1933, Aurora asesinaba a su única hija disparándole cuatro tiros. El hecho se produjo en el ático que compartían de la calle Galileo de Madrid. Momentos después se presentaba en el domicilio del diputado Botella Asensi para confesar el crimen y de allí, se dirigió al juzgado de guardia para entregarse y ratificar su confesión ante el juez.

Según se dedujo de lo que relataron los testigos, Aurora había premeditado su crimen. Al parecer, Aurora había estado probando el revólver en la azotea del inmueble. También acordó con una vecina que le entregaría sus animales domésticos para que aquella se encargara de ellos durante unos meses, argumentando que se iba a Cuba a visitar a un hermano. Ordenó a la criada que antes de preparar el desayuno fuese a llevar los perros a la vecina y ella se quedó en casa sola con su hija, que se encontraba durmiendo.

Después de cometer el asesinato se marchó. Se encontró con la portera del edificio y le dijo tranquilamente que salía a hacer un recado. Poco después llegaron la criada y la vecina para recoger un gato. Subieron las dos mujeres al piso, y cuando se encontraron a la joven muerta, completamente desnuda y bañada en sangre, salieron gritando aterrorizadas pidiendo auxilio. En la escena del crimen no se apreciaron señales de lucha.
 
El cadáver de Hildegart fue expuesto en el salón de actos del Círculo Republicano Federal de la madrileña calle Echegaray.


El juicio, la condena y el final de Aurora
 
Aurora se presentó en el juicio vestida con un traje negro de terciopelo, un abrigo de lana y pieles, un pequeño sombrero y guantes blancos. Además llevaba un ramo de claveles rojos.

El fiscal la acusaba de ser una despiadada asesina consciente y responsable de sus actos, una psicópata que asesinó a su hija de forma premeditada. La defensa se esforzaba en alegar que Aurora padecía una enfermedad mental y aunque admitía los hechos tal como el fiscal los presentaba, negaba la responsabilidad de Aurora.

Más tarde los periodistas le preguntaron a Aurora sobre los informes del fiscal y de la defensa y ella respondió: "Muy elocuentes y muy eficaces los dos desde sus respectivos puntos de vista, aunque, por lo que a mí respecta, cruel, despiadado, el primero, y desenfocado, erróneo el último. Yo no soy ni esa mujer perversa, desnaturalizada, de que ha hablado el señor Valenzuela, ni esa paranoica a que se refirió mi defensor en su discurso. Soy un espíritu superior al modo que se creía Taine superior también, no por su grandeza intrínseca y positiva, sino por la pequeñez y ruindad de los seres que nos rodean".

Reconoció el delito y dijo con frialdad que su hija le había pedido que la matara puesto que no tenía valentía para hacerlo. Aurora afirmó: "Disparé con certeza y serenidad para que no sufriera". "Cuando la vi sumida en el sueño más profundo, tomé el revólver, apliqué su cañón en la sien de mi hija y disparé. Su deseo estaba cumplido. Tres disparos más hice sobre su cuerpo para evitarle sufrimientos inútiles. Y así acabó todo. No me arrepiento en absoluto de mi obra. Cien veces que pudiera lo volvería a hacer, porque estoy orgullosa de haberla matado... Antes de verla hundida en el fango de la prostitución dorada y sirviendo de presa a la concupiscencia y las malas artes de los hombres", dijo.
 
Terminó exclamando: "No quiero que se me declare irresponsable, prefiero los muros de un presidio a la tristeza funeraria de un manicomio".

Al poco se conocía la sentencia que condenaba a Aurora Rodríguez Carballeira a la pena de 26 años, ocho meses y un día de reclusión.
 
Sobre la sentencia dijo: "La encuentro lógica, dentro de las normas espirituales al uso. Lo que celebro en ella más es que se me haya reconocido la lucidez, la responsabilidad de mis actos, que no se haya querido inutilizar mi obra con una demencia estúpida que no padezco".

El fin de Aurora Rodríguez Carballeira también suscitó curiosidad. Durante años existió cierta confusión sobre cómo habían sido sus últimos días. Con el estallido de la Guerra Civil se le pierde la pista. Pero años más tarde, aparece un documento en el que se constata que Aurora terminó sus días en el psiquiátrico de Ciempozuelos. Al principio no encajó bien su estancia en la cárcel, pero acabó asumiendo el correctivo institucional. El director y el médico del penal solicitaron su traslado al manicomio en el que ingresó el 24 de diciembre de 1935.
 
Después de 21 años encerrada, Aurora terminó sus días haciendo muñecos de trapo en aquel manicomio donde fue consumiéndose. Finalmente murió de cáncer el 28 de diciembre de 1956.
 
Fuentes y bibliografía:
 
El manuscrito encontrado en Ciempozuelos: análisis de la historia clínica de Aurora Rodríguez. Guillermo Rendueles Olmedo, Madrid: Endymion, D.L. 1989.
Crónica de Madrid
La Libertad
El Heraldo de Madrid
Luz




 

 

miércoles, 21 de agosto de 2013

EL SUICIDIO (II): LA TASA DE SUICIDIO Y SU RELACIÓN CON LA CRISIS ECONÓMICA


El suicidio ha sido siempre una realidad silenciada. Los medios de comunicación también han colaborado en ocultarla aferrándose a la idea de evitar un posible efecto contagio. Sin embargo, en los últimos tiempos y sobre todo, a principios de año, estas informaciones afloraban y la prensa dedicaba un mayor espacio a las noticias sobre suicidios. En ese momento se comenzaba a vincular el suicidio con los procesos de desahucio. De hecho, en los medios se hablaba de un aumento de la tasa de suicidio, motivado por la situación de crisis económica que está atravesando el país. 

En lo que llevamos de año, hemos conocido por la prensa alrededor de una veintena de casos de suicidio relacionados con la crisis económica, más que en todo el año 2012. La mayoría de fallecidos eran hombres de mediana edad con problemas económicos y familiares. 

Hay factores añadidos relacionados con el suicidio, como son los problemas financieros, sentimentales, el consumo de alcohol o las enfermedades mentales que, tras la pérdida del trabajo, pueden precipitar la conducta suicida. El desempleo supone un riesgo entre dos y cinco veces mayor de suicidio y ligeramente superior en los varones, sobre todo en el rango de edad de 35 a 45 años.

La tasa de desempleo en España ha ido aumentando progresivamente desde que estalló la crisis económica. Anteriormente, desde el año 2001 y hasta 2004 la tasa rondaba el 10 %, y a partir de 2005 bajó hasta situarse en torno al 8 %, (casi dos millones de parados). Pero es desde 2008 cuando la tasa se coloca en el 14 % con 3.207.900 parados. En el año 2009 fueron 4.326.500. En 2010, 4.696.600 desempleados. En 2011 fueron 5.273.600 y el año 2012 se cerraba con la triste cifra de 5.965.400 desempleados.

En el siguiente cuadro se puede ver la progresión.


Elaboración propia. Fuente: datos de Encuesta Población Activa (EPA) INE.

Por otra parte, según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), desde que empezó la crisis se han registrado alrededor de 400.000 ejecuciones hipotecarias. “Comparando los años 2008-2012 y el quinquenio anterior, las ejecuciones hipotecarias iniciadas se incrementaron un 368,7 %, lo que supone un aumento medio anual de un 73,7 %. Para las ejecuciones resueltas el incremento fue del 199,5 %, con media anual del 39,9 %. Y para las que quedaron en trámite al final del periodo, el incremento en los cinco años fue del 482,9 %, un 96,6 % anual. El número de las ejecuciones hipotecarias que estaban en trámite en los juzgados españoles al final de 2012 fue de 198.116”.


Elaboración propia. Fuente: CGPJ

Respecto a los lanzamientos, las estadísticas del CGPJ proporcionan dos parámetros de datos. Si bien, “los lanzamientos pueden afectar a muy distintos tipos de inmuebles, no solo viviendas, y que el que se soliciten a un servicio común no significa que este lo haya podido ejecutar”.

El número de lanzamientos solicitados a los servicios comunes de notificaciones y embargos se contabilizan desde el año 2008. Hasta 2011 los datos recopilados proceden de Servicios Comunes de Actos de Comunicación y Ejecución, a partir de 2012, los datos provienen además de Juzgados de Primera Instancia. 

Los datos del suicidio

Los datos del suicidio se mantienen constantes. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España se suicidan nueve personas al día y más del triple de hombres, (78,31 %) que de mujeres (22,56 %). (En la gráfica se observa que la tasa oscila aproximadamente entre el 7 y el 8,5 %, en torno a un punto y medio en la muestra).


 Elaboración propia. Fuente: INE


En 2000 se suicidaron 3.393 personas. En el año 2004 la cifra de suicidios ascendió, superando las 3.500 personas.

A partir de los datos del año 2005 se publican tablas específicas de defunciones por suicidio. En ese año el número de suicidios disminuyó un 3,6 % respecto al año anterior. Se suicidaron 3.381 personas, 2.557 hombres y 824 mujeres.

En 2006 se suicidaron 3.234 personas, 2.504 hombres y 730 mujeres. Una cifra similar se produjo en 2007.

Desde 2008 el suicidio es la primera causa externa de defunción al producirse un descenso de la mortalidad por accidentes de tráfico. Ese año se suicidaron 3.421 personas, el 22,6 % eran mujeres. En 2009 fueron 3.429 personas, ocho de cada diez fueron varones. Sin embargo, en 2010 se registró una de las cifras más bajas de los últimos veinte años. Habría que remontarse hasta 1993 para encontrar una cifra más baja, (3.037 suicidios). En 2010, se suicidaron 3.145 personas, 2.456 hombres y 689 mujeres. En 2011 los suicidios fueron 3.180.

En los últimos años, el número de desempleados y de desahucios ha ido aumentando. España es uno de los países europeos más azotados por la crisis económica, sin embargo la tasa de suicidio del país se sitúa entre las más bajas de Europa. En el siguiente cuadro se refleja el aumento de la tasa de desempleo, mientras que la tasa de suicidio se mantiene estable, incluso se aprecia una ligera disminución.



Elaboración propia. Fuente: INE


Los expertos no paran de repetir que la tasa de suicidio no ha aumentado con la crisis. Jesús Ezcurra, psiquiatra y jefe de servicios de la Red de Salud Mental de Álava, decía en una entrevista a El País el pasado mes de marzo que "antes de la crisis había más suicidios que ahora".

El presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, Miguel Gutiérrez, indicaba durante el transcurso del 21 Curso de Actualización de la Psiquiatría, celebrado el pasado mes de marzo en Vitoria, que “la conducta suicida es muy compleja como para hablar de causa y efecto y, por ejemplo, en los países mediterráneos hay muchos menos suicidios que en los nórdicos, con crisis o sin crisis”. Recordaba que en torno al 80 % de los suicidios está relacionado con trastornos psiquiátricos. Si bien, afirmaba que sí habían aumentado los casos de pacientes con enfermedades mentales.

En una entrevista para La Vanguardia, el catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Valencia y coordinador científico de la Estrategia Nacional de Salud Mental, Manuel Gómez Beneyto aseguraba que las estadísticas no reflejan ni un aumento ni un descenso de la tasa de suicidio en España, si bien "la relación entre el desahucio y el suicidio es evidente". También añadía que el número de personas que se han quitado la vida en relación con los desahucios no es suficiente para incrementar la tasa de suicidio en el país.

El sociólogo Emile Durkheim en El suicidio (1897) abordaba el estudio del suicidio desde un enfoque sociológico. Se basaba en que las tasas de suicidio eran constantes y que había diferencias entre países y en cada grupo social. Distinguía cuatro tipos de suicidio: altruista, egoísta, fatalista y anómico, este último producido a raíz de un cambio social brusco, que conlleva una situación de ausencia de normas y la consiguiente desorientación del individuo al ver fracasar sus expectativas, como sucede en momentos de quiebra o éxito repentinos. Según las investigaciones actuales, en el suicidio intervienen factores de tipo biológico, socio-ambiental y psicológico.

Suicidio y medios de comunicación

Según apuntaba la psiquiatra del Hospital de Santa Creu i San Pau de Barcelona, Carmen Tejedor, en una entrevista para La Vanguardia en 1994, una forma de prevención es “romper el tabú que ha existido en los medios. No se trata de morbo, sino de divulgar que se debe pedir ayuda”.

La psiquiatra Ana González Pinto, recomienda, ante situaciones como la actual de crisis, paro y desahucios, transmitir que hay “esperanza y tratamiento”.

El presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, Miquel Bernardo, reconoce que los medios de comunicación tienen derecho a informar sobre estos hechos y que la sociedad tiene derecho a estar informada, pero también asegura que hay una "alarma social" acerca de los suicidios relacionados con desahucios.

Según palabras del psiquiatra Gómez Beneyto: "los medios tienen que huir del sensacionalismo, del amarillismo...informar mal sí que puede provocar efecto llamada en los suicidios".

Tejedor en cambio, aunque reconoce que "sí que existe ese riesgo", mantiene que "los que se contagian ya están enfermos. Por oír hablar de suicidio nadie se quita la vida. Los beneficios de hablar sobre el suicidio son mucho mayores que los riesgos".

Antes no se informaba de los suicidios por miedo al efecto contagio, por la capacidad de influencia e impacto que tienen los medios de comunicación en general en el público. A este "efecto contagio" también se le denomina "efecto Werther", que toma este nombre por la novela de Johan W. Von Goethe titulada Los sufrimientos del joven Werther, (1774), en la que se narra la historia de un joven que tras un desengaño amoroso se suicida. La venta del libro se prohibió en algunos lugares de Europa al producirse una oleada de suicidios de jóvenes que usaron el mismo método que el protagonista.

Según la Organización Mundial de la Salud, “los suicidios que con mayor probabilidad atraen la atención de los medios de comunicación, son aquellos que se apartan de los patrones usuales”. Pero al “representarlos como típicos, perpetúa aún más la información errónea sobre el suicidio”.

No obstante, "existe siempre la posibilidad de que la publicidad sobre el suicidio pueda hacer que este parezca normal". Una cobertura repetitiva y continua del suicidio tiende a inducir y promover pensamientos suicidas, particularmente en poblaciones vulnerables (adolescentes y adultos jóvenes).

La OMS saca en el año 2000 una guía para los medios de comunicación para que informen adecuadamente sobre el suicidio. En resumen, se recomienda lo siguiente:

• Trabajar estrechamente con autoridades de la salud en la presentación de
los hechos.
• Referirse al suicidio como un hecho logrado, no uno exitoso.
• Presentar solo datos relevantes en las páginas interiores.
• Resaltar las alternativas al suicidio.
• Proporcionar información sobre líneas de ayuda y recursos comunitarios.
• Publicitar indicadores de riesgo y señales de advertencia.
• No publicar fotografías o notas suicidas.
• No informar sobre detalles específicos del método usado.
• No dar razones simplistas.
• No glorificar ni sensacionalizar el suicidio.
• No usar estereotipos religiosos o culturales.
• No aportar culpas.

El objetivo del documento es orientar a los medios para que informen adecuadamente sobre el suicidio, para que sea más visible y para contribuir a la prevención. El escrito se titula: Prevención del suicidio, un instrumento para profesionales de los medios de comunicación. (2000) y este es el enlace:
http://www.who.int/mental_health/media/media_spanish.pdf


Fuentes y bibliografía:

Suicidio y psiquiatría. Recomendaciones preventivas y de manejo del comportamiento suicida. Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental. Julio Bobes García, José Giner Ubago, Jerónimo Saiz Ruiz. (Editores). Triacastela 2011. Disponible en: http://www.fepsm.org/files/publicaciones/Suicidio_y_Psiquiatr%C3%ADa-Texto.pdf

Prevención del suicidio. Un instrumento para profesionales de los medios de comunicación”. Trastornos Mentales y Cerebrales. Departamento de Salud Mental y Toxicomanías. Organización Mundial de la Salud. Ginebra. 2000. Disponible en: http://www.who.int/mental_health/media/media_spanish.pdf

Instituto Nacional de Estadística (INE). (Sede Web). Sociedad/ Mercado Laboral/ EPA. Encuesta de población activa. Disponible en: http://www.ine.es/jaxi/menu.do?type=pcaxis&path=/t22/e308_mnu&file=inebase&L=0

Instituto Nacional de Estadística (INE). (Sede Web). Sociedad/ Salud/ Defunciones según la causa de muerte. Disponible en: http://www.ine.es/jaxi/menu.do?type=pcaxis&path=/t15/p417&file=inebase&L=0

Poder Judicial (Sede Web). Consejo General del Poder Judicial/ En Portada/ Los concursos aumentaron en 2012 un 28 por ciento.  Disponible en: 
http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Poder_Judicial/En_Portada/Los_concursos_aumentaron_en_2012_un_28_por_ciento

Poder Judicial (Sede Web). Poder Judicial España. /Temas/ Todos/ Estadística judicial/ Análisis estadístico/ La justicia dato a dato. Disponible en: 
http://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Temas/Estadistica_Judicial/Analisis_estadistico/La_Justicia_dato_a_dato

Los psiquiatras advierten del peligro de inducción al suicidio con las noticias. El Mundo. 7 de marzo de 2013. Disponible en: http://www.elmundo.es/elmundo/2013/03/07/paisvasco/1362663260.html

Carmen Tejedor, psiquiatra: “el suicidio se evita hablando de él”. El Periódico. 28 de octubre de 2008. Disponible en: http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/20081028/carmen-tejedor-psiquiatra-suicidio-evita-hablando/242349.shtml

Los suicidas son aún tomados a la ligera en España, según expertos. El País. 13 de agosto de 1994. Disponible en:

Carmen Tejedor: “por oír hablar de suicidio nadie se quita la vida”. La Vanguardia. 19 de abril de 2012. Disponible en: http://www.lavanguardia.com/salud/20120419/54284935013/carmentejedor-por-oir-hablar-suicidio-nadie-se-quita-la-vida.html

Jesús Ezcurra. Psiquiatra. “Antes de la crisis había más suicidios que ahora”. El País. 10 de marzo de 2013. Disponible en: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/03/10/paisvasco/1362941226_875771.html

Manuel Gómez Beneyto: “La relación entre suicidio y desahucio es evidente”. La Vanguardia. 22 de marzo de 2013. Disponible en:

viernes, 10 de mayo de 2013

EL SUICIDIO (I): UN PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA

En una entrevista para el periódico La Vanguardia, la psiquiatra Carmen Tejedor, especializada en conducta suicida en el Hospital Sant Pau de Barcelona, decía que el tabú del suicidio tiene su origen en el hecho de que “se cree que el suicidio es una decisión libre. Si hay libertad, hay culpables”. No obstante, el significado del suicidio ha ido cambiando a lo largo de la historia, según los patrones culturales de cada época. Las antiguas civilizaciones de Asia, (India, China, Tíbet o Japón), los egipcios, los galos, los germanos o los visigodos aceptaban el suicidio, sin embargo, fue condenado en la Antigua Grecia y en el Imperio romano, y sobre todo en la Edad Media, con la expansión del cristianismo. La Iglesia sólo disculpaba el suicidio patológico.

El suicidio de Lucrecia. Jean François de Troy.
El suicidio fue considerado en Europa como un crimen de lesa majestad hasta el siglo XVII, y era castigado con la confiscación de los bienes, la negación de la cristiana sepultura e incluso con la degradación del cuerpo, que era arrastrado por las calles.

Las ideas del siglo XVIII, que pretendían el triunfo de la razón, explicaban el suicidio como un acto de libertad individual. El abate Desfontaines fue el primero en emplear el término suicidio en 1737, sin embargo, no fue abordado su estudio científico hasta el siglo XIX. Estos estudios se emprendieron primero desde un enfoque psiquiátrico, con Esquirol a la cabeza, fundador de la doctrina psiquiátrica (1838), que decía que el hombre atenta contra su vida sólo en la locura y que "todos los suicidas están alienados". La explicación se buscaba en factores individuales, como una manifestación de una enfermedad mental.

Otros autores como Durkheim o Halbwachs, trataron de explicar el suicidio desde un enfoque sociológico. En 1897, el sociólogo Emile Durkheim, en su estudio El suicidio, indicaba precisamente que el comportamiento suicida venía influenciado por factores esencialmente sociales y que no podía ser estudiado como fenómeno individual. Fundamentaba su idea en que las tasas de suicidio eran estables y en que había diferencias entre países y también entre los grupos sociales.

Durkheim habla de cuatro tipos de suicidio: el suicidio egoísta, que se produce cuando el individuo se encuentra excesivamente desvinculado de la sociedad, por ejemplo, solteros, viudos o miembros de familias pequeñas. Observó este hecho en otros ámbitos como en la religión o en la política, ya que aseguraba que en períodos turbulentos disminuye el egoísmo y se logra una mayor integración social.

Opuesto al anterior es el suicidio altruista, provocado por una excesiva vinculación del individuo con la comunidad, como ocurría en las remotas civilizaciones asiáticas o en los sistemas militares, sustentados en profundos valores. 

Según Durkheim, el suicidio anómico se produce en situaciones en las que un cambio social brusco, perturba el orden establecido y desemboca en un estado de anomia o ausencia de normas. En este estado, el individuo termina por desorientarse cuando ve que fracasan sus expectativas y esto es lo que le conduce al suicidio. Ejemplos de ello son la quiebra o éxito repentinos.

Por último, el suicidio fatalista, que ocurre cuando hay una regulación normativa excesiva, a través de una disciplina opresiva.

Émile Durkheim.
El cristianismo siempre ha condenado el suicidio. Hasta los años 80 del siglo XX, los suicidas no podían ser enterrados en lugar sagrado y las familias quedaban estigmatizadas.

La conducta suicida: factores de riesgo

El suicidio constituye un problema de salud pública, que según datos de la OMS supone casi la mitad de todas las muertes violentas y se traduce en casi un millón de víctimas al año. La OMS estima que la tasa anual de mortalidad por suicidio global es 16 por cada 100.000 personas. 

En Europa se considera que se suicidan alrededor de 60.000 personas al año y en España la cifra oscila entre 3.000 y 3.500. Se calcula que por cada muerte por esta causa hay entre 10 y 20 intentos.

Las tasas más altas de suicidio se dan en Europa del este, y las más bajas en América del sur, países musulmanes y algunos asiáticos. Hay escasa información sobre el suicidio en los países africanos.

En cuanto al perfil del suicida, los facultativos señalan que corresponde a un hombre, mayor de 65 años, que vive solo, con una enfermedad crónica o incapacitante, una enfermedad psiquiátrica, sobre todo el trastorno depresivo, y que sufre aislamiento social. La tasa de suicidio aumenta con la edad. Los ancianos presentan una tasa de suicidio tres veces superior a la de los jóvenes. 

No obstante, el suicidio está entre las primeras causas de muerte entre los jóvenes y adolescentes. El perfil sería el de un joven con un diagnóstico de enfermedad mental, consumidor de drogas, en situación de desadaptación social, con fracaso escolar, desempleado y perteneciente a una familia desestructurada. 

El comportamiento suicida viene determinado por un gran número de causas complejas e intervienen factores de tipo psicológico, socio-ambiental y biológico.

Un dato relevante es que en el 90% de los suicidios se advierte la presencia de uno o más trastornos psiquiátricos, con un mayor riesgo suicida cuanto mayor es el número de diagnósticos, en algunos casos entre 15 y 20 veces mayor que la población general. La depresión mayor, el trastorno bipolar y los trastornos psicóticos, son los cuadros psiquiátricos que más se asocian a la conducta suicida.

El abuso de sustancias, especialmente el alcohol, se relaciona con el suicidio. Hasta un 15% de los pacientes que sufren alcoholismo se suicidan y el abuso de alcohol es un factor presente entre el 25 y el 50% de los suicidios. La dependencia de múltiples sustancias se ha asociado a un riesgo de suicidio hasta 20 veces superior.

Los factores psicológicos asociados a la conducta suicida son: la desesperanza, la impulsividad, el pensamiento dicotómico, la rigidez cognitiva, la dificultad para resolver problemas, la agresividad o la conducta violenta. La ideación, la planificación suicida y los antecedentes de intentos de suicidio aumentan el riesgo.

En el umbral de la eternidad. Vincent Van Gogh.
Por otra parte, en la mayoría de lugares, salvo en China y en algún otro país de Asia, las tasas de suicidio son mayores en hombres, mientras que la tasa de intentos suele ser mayor en mujeres.

Desde el punto de vista biológico, los factores relevantes en relación con la conducta suicida son los que reducen la actividad serotoninergica. Es decir, un nivel bajo de serotonina, (neurotransmisor), causa los estados depresivos que llevan al suicidio en un alto porcentaje de los casos.

También hay otros factores de riesgo, como la historia de maltrato físico, abuso sexual o acoso.

Personas que presentan algún factor de riesgo, pueden tener conductas suicidas después de un evento precipitante, (acontecimientos estresantes como pérdidas personales y económicas, tensiones interpersonales, aislamiento social, etc).

Pero también existen factores protectores del suicidio, que son: personales (habilidad para resolver problemas, alta autoestima, tener hijos, optimismo, autocontrol, temor al dolor) y sociales (tener una red social y familiar adecuada, acceso a los dispositivos de salud, ambiente estable, tener creencias religiosas, valores contra el suicidio).

Mecanismos suicidas

En general, destacan tres grandes tipos de mecanismos suicidas: las asfixias (ahorcadura y asfixia por sumersión); los traumatismos (precipitación, atropello, arma blanca y de fuego) y las intoxicaciones (medicamentos, productos cáusticos, gases, plaguicidas y otros venenos).

En España el mecanismo de suicidio más frecuente es la ahorcadura, sobre todo en las zonas rurales y es más frecuente en los hombres. La sumersión es más propia del medio rural, en ríos, lagunas o pozos y suele ir acompañada de carta de despedida. Por otro lado, la precipitación se da más en zonas urbanas y en mayor proporción en personas ancianas y mujeres.

El atropello por tren o metro es una forma de suicidio que presenta cifras muy bajas pero constantes.

En cuanto al suicidio por arma blanca, representa poco más del 5%. Deben considerarse sobre todo las lesiones a nivel del cuello. También hay formas típicas de otras culturas como el hara-kiri japonés. En menor medida se da el suicidio con arma de fuego.

En cuanto a las intoxicaciones, son más frecuentes en las mujeres. En primer lugar destacan las intoxicaciones por psicofármacos. La intoxicación por monóxido de carbono ha sido muy efectiva, sobre todo en zonas urbanas porque se podía obtener fácilmente y ha sido la modalidad en la que eran más frecuentes las cartas de despedida. Actualmente el suicidio a través de cáusticos es más escaso pero es más espectacular, ya que la forma de muerte es lenta y dolorosa. El envenenamiento por cianuro presenta cifras bajas y constantes. También son formas de suicidio la sobredosis de opiáceos y la mezcla de tóxicos o el empleo de plaguicidas en el medio rural.

Otros mecanismos son: los suicidios a lo bonzo, (impregnando la ropa con líquidos combustibles a la que se le prende fuego); los suicidios por explosión; los accidentes de tráfico con intención suicida (conductores y peatones); o los mecanismos dobles o complejos de suicidio.


Fuentes y bibliografía:
Moron, P.; El suicidio. Publicaciones Cruz O S.A. 1992.
Gisbert Calabuig, J.A.; Medicina Legal y Toxicología. Villanueva Cañadas. E. 6ª  ed. Barcelona. Masson. 2005.
Guía de práctica clínica de prevención y tratamiento de la conducta suicida. Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. 2011. 
Suicidio y psiquiatría. Recomendaciones preventivas y de manejo del comportamiento suicida. Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental. Julio Bobes García, José Giner Ubago, Jerónimo Saiz Ruiz. Ed. Triacastela 2011. 

jueves, 7 de febrero de 2013

CRÓNICA NEGRA: LA LEYENDA DE "EL HOMBRE LOBO DE ALLARIZ"


Ha pasado más de siglo y medio y aún se siguen escribiendo capítulos de la leyenda del Hombre Lobo de Allariz, la leyenda de Manuel Blanco Romasanta. El caso de este asesino múltiple estuvo sembrado de incógnitas desde el principio. Tras un proceso judicial sin precedentes y de amplia repercusión, Romasanta fue condenado a pena de muerte en garrote por el asesinato de nueve personas. Unos crímenes que él mismo confesó haber cometido, bajo la influencia de un maleficio que le transformaba en hombre lobo y que le hacía devorar a sus víctimas. La aparición de un misterioso hipnotizador, al que nunca se le llegó a poner rostro y que alegaba que Romasanta era un claro caso de licantropía, influyó en la misma reina Isabel II, que acabó indultando al condenado. 

Esta truculenta historia del siglo XIX traspasó fronteras en aquella época y hoy sigue lanzando titulares. Precisamente hace unos meses, con motivo de la celebración de unas jornadas en Allariz, el forense Fernando Serrulla, desarrolló una hipótesis en la que hablaba de que Romasanta pudo haber sido una mujer nacida con el síndrome de intersexualidad, en este caso, pseudohermafroditismo femenino. Esta hipótesis, según se ha publicado, también fue planteada años antes por el antropólogo Xosé Ramón Mariño Ferro, basándose en que Romasanta constaba como una niña llamada Manuela en la partida de bautismo.

El anterior hallazgo sobre el Hombre Lobo de Allariz fue sobre su muerte, que había sido un misterio tras su encierro en la prisión de Celanova, Orense. Los investigadores Cástor y Félix Castro, buceando en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional, encontraron varias publicaciones en las que se constata que Romasanta murió el 14 de diciembre de 1863 en la prisión de Ceuta, donde cumplía condena. 

Otra teoría apunta incluso a que Romasanta nunca llegó a cometer los asesinatos. El periodista y autor del trabajo de investigación "Romasanta, memoria cierta de una leyenda", Xosé Domínguez González, señala una tercera vía, en la que Romasanta no sería "ni lobo ni criminal". Domínguez, plantea la opción de que Romasanta pudo haber vendido los desaparecidos a algún contacto en Galicia, para enviarlos como mano de obra barata a territorios de ultramar. Según Domínguez, Romasanta posiblemente se subiera al carro de este lucrativo negocio del estraperlo de gallegos, aprovechando el fenómeno migratorio en América del Sur, que existía en esta época en la que la crisis económica asolaba el país. 

LA LEYENDA DESDE LOS ORÍGENES

En efecto, en la partida de bautismo de Romasanta consta que el 18 de noviembre de 1809 nació en la localidad de Regueiro, perteneciente al municipio orensano de Esgos, una niña a la que se le puso el nombre de Manuela. Sin embargo, años más tarde, cuando recibe su confirmación, ya figura como Manuel Blanco Romasanta. En marzo de 1831 contrajo matrimonio, pero su esposa falleció tres años más tarde. No tuvieron descendencia. Hasta entonces, Romasanta había sido sastre. A partir de aquí, emprenderá una vida nómada dedicado a la venta ambulante.

Se desconocen los motivos por los que un buen día apareció por la montañosa localidad de Rebordechao, Orense, pero Romasanta tenía ya una cuenta pendiente con la justicia. En 1844 se le había juzgado en rebeldía y condenado a diez años de prisión por la muerte de un alguacil del Juzgado de León. El alguacil buscaba a Romasanta para embargarle por una deuda que  éste había contraído. El cadáver apareció días más tarde, pero para ese entonces, el gallego ya se había esfumado de aquellas tierras leonesas.

Ya establecido en Rebordechao, se ganó la confianza de sus vecinos, que sólo le criticaban porque presentaba demasiada habilidad en las tareas atribuidas a las mujeres como cardar la lana, hilar y calcetar.

En cuanto a sus características físicas se conoce que no llegaba al metro cuarenta, que tenía la tez morena clara y los ojos de color castaño claro. Tenía barba negra y presentaba calvicie. 


LAS EXTRAÑAS DESAPARICIONES Y LA TEORÍA DEL SACAMANTECAS

Durante los años 1846 y 1851 desaparecieron nueve personas de estas tierras orensanas. Posteriormente, en el juicio, el propio Romasanta confesaría ser el asesino de todos ellos. Las víctimas, todas mujeres y niños, pertenecían a las familias García Blanco, de la localidad de Laza y Rúa Caneiro, de Rebordechao.

Manuel Blanco Romasanta embaucaba a sus víctimas, sobre todo mujeres, con promesas de un futuro mejor sirviendo en casas de personas acaudaladas en Orense o Santander. Después, las acompañaba en los viajes y cuando se adentraban en los bosques las descuartizaba y las devoraba. Entre tanto, llevaba cartas falsificadas a los familiares, en las que las víctimas les daban noticias de su buena vida y animaban al resto de la familia a emprender el mismo viaje. Según se determinó más tarde, ese era su modus operandi y así fueron desapareciendo aquellas personas durante cinco años.

El gallego cometió errores, quizá por su codicia o por su exceso de confianza. Se dedicó a vender las pertenencias de las víctimas en el momento en que desaparecían. Los vecinos empezaron a sospechar y acabó estallando el rumor y la teoría popular del Sacamantecas. Los lugareños estaban convencidos de que Romasanta había asesinado a los desaparecidos y luego les había extraído las grasas para venderlas en Portugal. Los familiares de los desaparecidos no se fiaban de él y le exigían que los llevara al lugar donde se encontraban sus hermanas y sobrinos. El Sacamantecas estaba acorralado. La única opción que le quedaba era planear su huida.

En octubre de 1851 la decisión estaba tomada. Tenía que poner tierra de por medio. Aunque tardó más de medio año en lograrlo, el plan que había trazado para su fuga dio sus frutos y consiguió cruzar la frontera de Galicia y salir hacia Castilla.

Mediante subterfugios, consiguió el apoyo de algunos vecinos que le dieron cobijo. Aquí ya se presentó como Antonio Gómez, oriundo de Nogueira. Mintió al alcalde de Vilariño de Conso, diciéndole que no había podido conseguir el pasaporte porque se habían agotado los impresos en su municipio y aportaba un documento que lo respaldaba, firmado por el alcalde de su población. El engaño coló y el 8 de febrero de 1852 Romasanta consiguió el pasaporte. Al día siguiente estaba saliendo de Galicia. El certificado que aportó era tan falso como la identidad que había dado.

LA DETENCIÓN Y EL JUICIO. NACE EL MITO DEL HOMBRE LOBO

La fortuna no le duró mucho tiempo a Romasanta, ya que, fue denunciado en Nombela, provincia de Toledo, por tres paisanos que le habían reconocido. El alcalde de la localidad dispuso su detención en julio de 1852.

En un primer momento, en el Juzgado de Escalona, la estrategia del gallego fue negarlo todo. Pero le encontraron un documento a nombre de Manuel Blanco Romasanta y aunque insistió en que era una confusión y que Manuel Blanco era un primo suyo, finalmente fue trasladado al Juzgado de Verín. Allí contó un relato estremecedor. Confesó que sufría una maldición que le convertía en lobo y que había matado a trece personas. Dijo que había sufrido esta metamorfosis durante trece años y que desapareció justo tres días antes de ser detenido. Esta versión la mantuvo siempre.

Sin inmutarse relató: "me encontré con dos lobos grandes con aspecto feroz. De pronto, me caí al suelo, comencé a sentir convulsiones, me revolqué tres veces sin control y a los pocos segundos yo mismo era un lobo. Estuve cinco días merodeando con los otros dos, hasta que volví a recuperar mi cuerpo. El que usted ve ahora, señor juez. Los otros dos lobos venían conmigo, que yo creía que también eran lobos, se cambiaron a forma humana. Eran dos valencianos. Uno se llamaba Antonio y el otro don Genaro. Y también sufrían una maldición como la mía. Durante mucho tiempo salí como lobo con Antonio y don Genaro. Atacamos y nos comimos a varias personas porque teníamos hambre".

Romasanta fue trasladado al Juzgado de Allariz. A partir de este momento, pasará a la historia como o Lobishome, o Lobo da Xente, como el Hombre Lobo de Allariz.

La confesión, el hallazgo de unos huesos y el resultado de un informe encargado a los médicos de la villa de Allariz en el que se concluía que todo era un montaje del acusado, fue suficiente para que el 6 de abril de 1853 fuera condenado a morir en garrote como autor de los asesinatos de aquellas nueve personas. Sin embargo, esta sentencia no fue definitiva, la causa tenía que ser remitida a consulta a la Audiencia de La Coruña que, en un primer momento, revocó la primera sentencia y condenó a Romasanta a cadena perpetua. Se consideró probada la sustracción de los efectos personales de los desaparecidos y la detención ilegal, pero quedaba absuelto de los asesinatos por falta de pruebas. La segunda vista y definitiva se fijó el 23 de marzo de 1854. Al final, Romasanta fue condenado a la pena capital. 

EL MISTERIOSO MR. PHILIPS Y EL INDULTO DE LA REINA

La repercusión que tuvo el caso propició que, desde un punto de Argel, un profesor de electro-biología que se presentaba como Mr. Philips, se interesara por el caso y le solicitara a la reina experimentar en Romasanta sus recientes avances en el campo de lo que hoy sería la hipnosis. Después de examinar los detalles de la causa determinó que Romasanta padecía un tipo de monomanía conocida con el nombre de licantropía.

La reina Isabel II estimó los planteamientos de Mr. Philips y comunicó a la Audiencia de La Coruña la Real Orden de 24 de julio de 1853, por la que no autorizaba la ejecución de Romasanta sin antes ser informada.

Sin embargo, los experimentos del profesor Philips nunca llegaron a realizarse, puesto que ni siquiera llegó a pisar Galicia.

El abogado de Romasanta sabía que la vida de su defendido dependía de la decisión de la reina. Por ello, le envió una carta en la que suplicaba su indulgencia y denunció que la verdad no pudo ser hallada, que sólo había sospechas. 

Finalmente, tras ser informada de la sentencia, la reina conmutaba a Romasanta la pena de muerte por la de cadena perpetua a través de la Real Orden de 13 de mayo de 1854.

UN ENIGMÁTICO FINAL

Y el Hombre Lobo de Allariz fue a parar a la prisión de Celanova, Orense. A partir de este momento se le perdió la pista durante mucho tiempo. Lo cierto es que Romasanta fue trasladado a la prisión de Ceuta. De hecho, según contemplaba el artículo 94 del Código Penal de 1848, vigente en aquel momento, la pena de cadena perpetua se podría sufrir en África, Canarias o ultramar. El Periódico para todos, publicaba el 11 de octubre de 1876 que fue conducido a Ceuta, en donde vivió "sin que diese muestras de padecer enajenaciones mentales, ni monomanías de ninguna especie".

También hay constancia de su muerte. La Iberia, diario liberal, publicaba el 23 de diciembre de 1863 una nota breve sobre su fallecimiento y La Esperanza, Periódico Monárquico, publicó el 21 de diciembre de 1863: "Escriben desde Ceuta, con fecha del 16 del corriente, que el desgraciadamente célebre, Manuel Blanco Romasanta, conocido en toda España por el Hombre Lobo, por consecuencia de sus atrocidades y fechorías, y que, juzgado en La Coruña, fue condenado a presidio, falleció en aquella plaza el 14 del actual, a la edad de cincuenta años, siendo víctima de un cáncer en el estómago".

¿FUE UN MONTAJE EL RELATO DE ROMASANTA?

En el juicio quedó demostrado que Romasanta fue la última persona que vio con vida a los nueve desaparecidos, que vendió las pertenencias de aquellos y que consiguió huir de Galicia con una identidad falsa. Quedó claro que Romasanta recurría al engaño y a la manipulación cuando le interesaba  conseguir algo, pero el caso es que los cadáveres no aparecieron nunca.

La justicia tomó en consideración el hallazgo de unos huesos humanos en el bosque donde, según reconoció Romasanta, había asesinado a algunas de sus víctimas. Un lugar que, según dijo su abogado, era "un osario" ya que los lobos ya habían matado a varias personas. De hecho, la justicia obvió los otro cuatro asesinatos que había confesado Romasanta, determinando que esas muertes sí se habían producido por ataques de lobos reales.

Tampoco se efectuaron indagaciones sobre los dos hombres lobo a los que se refería Romasanta, que decía además que uno de ellos era el que había escrito las cartas a los familiares de las víctimas y le había falsificado el certificado para la obtención del pasaporte en Vilariño de Conso para huir a Castilla. Los expertos confirmaron que la letra del documento no correspondía a la del acusado.

La confesión del Lobishome fue suficiente para dar por probado que había asesinado a los otros nueve. Pero, ¿por qué confesó?, ¿la confesión obedecía a una estrategia?. En un primer momento lo negó todo, hasta su identidad. Pero esa versión no podía mantenerla durante mucho tiempo porque sería descubierto. Sin embargo, cuando llega al Juzgado de Verín confiesa ser el autor de los asesinatos. 

Según indica R. Bustillo en su artículo "Una aproximación jurídica a algunos aspectos del caso de Manuel Blanco Romasanta, el Hombre-Lobo de Allariz", Romasanta pudo seguir una estrategia procesal. Los nueve crímenes por los que se le acusa se produjeron entre 1846 y 1851 y a Romasanta se le aplicó el Código Penal de 1848, con las reformas de 1850. Según el artículo 333.1 º del Código Penal, el delito de asesinato estaba castigado con la pena de cadena perpetua o la pena de muerte, según las circunstancias que concurrieran. La detención ilegal de una persona sin dar razón de su paradero se castigaba también con la pena de cadena perpetua, según el artículo 413. Y el artículo 96 recogía que los condenados a cadena perpetua trabajarían en beneficio del Estado y llevarían una cadena al pie pendiente de la cintura o asida a otro penado. Se empleaban en trabajos duros y penosos y sin recibir auxilio de fuera del establecimiento.

Es decir, que dijera lo que dijera probablemente sería condenado, por lo menos, a cadena perpetua. Hay que tener en cuenta que en el siglo XIX no existían las garantías procesales de hoy y el silencio equivalía a una confesión. 

La confesión de los hechos le llevaría directo al garrote y si lo negaba tendría que hacer frente igualmente a una condena de cadena perpetua por detención ilegal, ya que no aparecían los cuerpos. La opción menos mala que le quedaría entonces sería la de hacerse pasar por loco, ya que, en este caso, estaría exento de responsabilidad criminal, según se establecía en el artículo 8.1, del Código Penal: "aunque en esos casos el tribunal debía disponer su ingreso en un hospital destinado a enfermos mentales del que no podrá salir sin previa autorización del mismo tribunal".

Pero los médicos de Allariz que examinaron a Romasanta no se creyeron la locura del acusado y consideraron que todo era un montaje de un criminal frenético. Concluyeron que "estos tipos resucitados de los cuentos de hadas no merecen seria ocupación". La justicia también tomó en consideración este informe.

Y el informe de los facultativos decía: "Manuel Blanco calcula medios, mide y combina tiempos, modos y circunstancias; no mata sin motivo, ni acomete sin oportunidad; conociendo que hace mal se oculta, seduce para robar; mata para ocultar, reza para seducir; conoce el deber y la virtud para desoírlos; luego de su conformación de sus actos, de su historia, de sus disculpas mismas se evidencia que el Manuel Blanco no es loco, ni imbécil, ni monomaniaco, ni lo fue, ni lo logrará ser mientras esté preso, y por el contrario de los datos referidos resulta que es un perverso, consumado criminal, capaz de todo, frío y sereno, sin bondad y con albedrío, libertad y conocimiento; el objeto moral que se propone es el interés; su confesión explícita fue efecto de la sorpresa, creyéndolo todo descubierto; su exculpación es un subterfugio gastado e impertinente; los actos de piedad una añagaza sacrílega; su hado impulsivo una blasfemia; su metamorfosis un sarcasmo".

En los años en los que se desarrolla el caso, según apuntan los psiquiatras D. Simón y G. Flórez, no existían médicos dedicados a la especialidad de psiquiatría en Galicia y los que examinaron a Romasanta fueron los médicos de la villa de Allariz. No obstante, este informe revela el perfil de lo que actualmente conocemos por un psicópata. 

En lo que respecta a la licantropía, ha sido un término abordado desde la antigüedad. Ovidio en la Metamorfosis recoge el relato mitológico en el que Lycaón, rey cruel de Arcadia, fue transformado en hombre lobo por Júpiter. El mito del Lobishome también figura en la cultura popular gallega.

Del mismo modo, el concepto se ha estudiado desde la psiquiatría. La licantropía como ideación delirante: el paciente cree ser un lobo; como alteración conductual: el paciente se comporta como un lobo; como una alteración psicopática de la personalidad: el paciente dice que no tiene más remedio que comportarse como un lobo. "Puede justificar crímenes planeados simulando ser víctima de un maleficio que lo convierta en lobo con utilización de las creencias populares en beneficio propio y el agravante de heteroagresividad en rango de homicidio con dudosa resonancia afectiva en el autor de las consecuencias de sus actos. Serían los que en la historia de la psiquiatría se denominaron degenerados morales". Martínez Pérez, J...(et al): La gestión de la locura: conocimientos prácticas y escenarios (España siglos XIX-XX): 2008; 268.

Hoy en día, hubiera sido necesario un examen psiquiátrico practicado por un médico forense y la resolución del caso habría dependido también de la evidencia científica. Quizá en estos tiempos la historia de Manuel Blanco Romasanta hubiera tenido otro final. Quizá la sombra de la sospecha que siempre le acompañó hubiera sido en la actualidad una neblina, disipada con el tiempo. Quizá lo mejor sea mantener viva la leyenda para siempre y contar este inquietante relato en la penumbra de la noche, mientras arde la leña.


Fuentes y bibliografía: 

Domínguez González, X. Romasanta, memoria cierta de una leyenda. 2008. Disponible en:
http://www.ourensedixital.com/romasanta/index.htm#1

Domínguez González, X. Romasanta, la 3ª vía: ni lobo ni criminal. 2010. Disponible en:
http://www.ourensedixital.com/romasanta/via3/index.htm

Bustillo Bolado, R. Una aproximación jurídica a algunos aspectos del caso de Manuel Blanco Romasanta, el Hombre Lobo de Allariz. 2008. Disponible en:

http://www.ourensedixital.com/romasanta/a_juridica/index.htm 

Simón Lorda, D., Flórez Menéndez, G. El Hombre-lobo de Allariz (Ourense), 1853: una visión desde la psiquiatría actual. 2008. Disponible en: http://www.ourensedixital.com/romasanta/dsl/index.htm

"El hombre lobo era mujer". El País. 1 de noviembre de 2012. Disponible en:
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/11/01/galicia/1351797460_881975.html

Taboada, P. "El último aullido del hombre lobo". El País. 3 de noviembre de 2011. Disponible en: 

http://elpais.com/diario/2011/11/03/galicia/1320319103_850215.html

Corzo, A. Código Penal Reformado. Imprenta de S. Omaña (ed), 1850; 7, 35, 39, 90, 106.

Martínez Pérez, J...(et al): La gestión de la locura: conocimientos prácticas y escenarios (España siglos XIX-XX): 2008; 268.